Si bien otras referencias familiares resultaron importantes en su vida, la cercanía con su hermano Adrián fue determinante en la carrera de Octavio Sánchez Oropeza, artista plástico de Orizaba arraigado a la gente y a esta tierra, donde ha desarrollado una obra pública importante materializada en murales, mosaicos y apuntes callejeros. Esto, a la par de un sinnúmero de trabajos para particulares, bienales y exposiciones; la incursión en actividades como el cine a mano y el activismo, como maestro y galerista, promoviendo a quienes son parte de la nueva generación.
Aprender desde niño de distintos maestros y posteriormente una formación académica le han permitido incursionar y desarrollarse en técnicas diversas, exponiendo su obra en México, Estados Unidos, España, Rumania, Ecuador y Perú. No obstante, “lo que más orgullo me genera es el contacto con la gente. Comparto mucho la serie de apuntes que hago en la calle, los subo a Facebook, y tienen mucha aceptación. Es, de alguna manera, un acercamiento a lo social”, dice.
Considera que reflejar la experiencia humana es parte del compromiso de los creadores, ya que la percepción de las personas cuando se sienta en un parque, camina por las calles o viaja en un camión le permite representar en los dibujos emociones y sentimientos: lograr una conexión efectiva. “La idea es que la gente se apropie y se sienta reflejada en estos trabajos”.
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